dijous, 24 de febrer del 2011

Carta Póstuma a Teófilo del Valle

Estimado Teófilo:
Hoy hace 35 años que te obligaron a dejarnos y... que efímero es el tiempo, que pasan décadas, pero para algunas personas parece que todo ocurrió anoche. Aquel 24 de febrero de 1976, con tan solo 20 años de edad, fuiste el triste blanco de la ira que provocabais a un Estado carcomido por los problemas que no supo tratar la ciudadanía que pedía derechos y libertades... qué paradoja! Pedir al nuevo y bienvenido "Estado Democrático" algo que, como personas, os pertenecía, nos pertenece. Aquello te otorgó el triste honor de ser conocido como "el primer muerto de la democracia" o... de la monarquía. Desgradiadamente el primero, pero no el último.
Por aquellos tiempos de fotos en blanco y negro y manifestaciones reclamando derechos negados durante 40 años de asfixiante dictadura, convocasteis, en todas las comarcas del Vinalopó, una huelga general (no solo en el sector del calzado). Esto venía de lejos, a nivel estatal, y no sólo se padecía una fuerte crisis económica similar a la actual, ya que deberíamos sumarle las reclamaciones de la siempre maltratada clase trabajadora, los sonados casos de estraperlo del final del franquismo (como el caso de corrupción del yerno de Franco y las motos "Vespa", importadas sin el coste de tasas, las cuales él sí que las incrementaba en su venta; entre otros desvergonzados escándalos de gente allegada al régimen), las reciente muerte del dictador, mantener el difícil centralismo, dándole voz y voto a las diferentes autonomías, el antimilitarismo, ETA y otras jaquecas.
Previamente a esta huelga general, hubo en Petrer y Elda numerosas manifestaciones en pro de un convenio para el calzado, que habían comenzado el 31 de enero, culminando un año después en el "Movimiento Asambleario". En una de aquellas manifestaciones, concretamente la que partió desde la Plaza Castelar de Elda el 23 de febrero, la policía decidió reprimir violentamente a las y los manifestantes que se habían dado cita, contándose por millares. Esta brutalidad policial no os enmudeció, todo lo contrario: al día siguiente la policía volvía a emplear la violencia frente al diálogo para disolver vuestras asambleas, organizadas, precisamente, debido a la brutalidad que marcó la manifestación del día anterior. Y allí estabas tú, en el cruce entre las calles eldenses de Antonio Maura con San Roque, junto a tres amigos. Harto de la brutalidad policial, de la injusticia de un estado que daba la espalda a trabajadoras y trabajadores, de la falta de democracia y libertades sociales, decidiste increpar a aquellos que levantaban la porra para acallar la verdadera democracia: la voz del pueblo. Esta vez te equivocaste, porque ellos no levantaron la porra, apretaron el gatillo. Y tus amigos, impotentes, fueron detenidos, impidiéndoles tu auxilio.
Más de 20 mil personas acompañaron tu cuerpo sin vida hasta el cementerio. Después de todo, y dijesen lo que dijesen los medios de comunicación estatales tras tu muerte, no serías tan malo como te pintaron. Ningún policía fue condenado por su responsabilidad en las numerosas muertes a manifestantes de aquellos años. Tampoco asumió responsabilidades ningún mando ni cargo público, ni siquiera Fraga Iribarne, entonces Ministro de Gobernación y, para algunas y algunos, padre de la Democracia (después de lo sabido, para mí no, por supuesto).
No gritaste tú, fuimos todas y todos. Tú no dijiste "¡basta!", lo dijimos todas y todos. Aquella noche no moriste tú, morimos todas y todos... Porque aquel trabajador, de madre gallega y padre asturiano sólo reclamaba aquello que le pertenecía, lo que hoy nos sigue perteneciendo y que va ligado al "ser humano": libertad y derechos. Muchas familias quedaron destrozadas por las Fuerzas del Orden Público y de extrema derecha durante este periodo, y los allegados a las víctimas no forman parte de ninguna asociación que tenga el respaldo de las ayudas públicas. Tampoco la mayor parte de sus seres queridos asesinados no han sido considerados, de forma oficial, víctimas de ningún terrorismo. Tristemente, en muchos casos, nadie ha sido condenado por haber acabado con sus vidas.
En cualquier zapato, en una reja, en las herramientas que usa un fontanero, una eletricista, en la tiza de una profesora o en el arado de una familia rural, incluso en las sirenas que nos indican la hora de entrada y salida del trabajo, o en las escaleras que nos acompañan hasta ese despacho del o la mandamás, estás presente, Teófilo. Gracias a ti, y a gente con tu coraje, hoy somos lo que somos, y estamos donde estamos, siendo vosotras y vosotros los que arrancasteis aquellas mordazas que durante 40 años nos asfixiaban sin conseguirlo.
Hoy día 24 de febrero de 2011, 35 años después, es imposible olvidar tu muerte, Teófilo, aunque alguno ni siquiera la reconocieron.
Enric Navarro i Campello (Catxap)
Secretari local BLOC JOVE Petrer

2 comentaris:

FranBlanco ha dit...

Teófilo del Valle representa la más cercana (geográficamente hablando) lucha contra quienes siempre quieren elegir por nosotros y robarnos lo que es nuestro. Nuestros padres han sabido hablarnos de este joven que, como ellos, luchaba por sus derechos y libertades en las calles de nuestras ciudades trabajadoras. Mi más sincero reconocimiento y puesta en valor de esta carta póstuma. Siempre en nuestro recuerdo... y en estos días de agitación frente a quienes desean manipularnos... aún más.

Anònim ha dit...

josé antonio zarzalejos altares, director general de seguridad adjunto en febrero de 1976